miércoles, 27 de septiembre de 2017

Auge del populismo xenófobo en Europa

El ascenso de la ultraderecha alemana indica que el auge del populismo xenófobo no es un fenómeno pasajero en Europa.



Tras la derrota en Holanda del Partido de la Libertad, formación xenófoba que obtuvo el 13,1% de los votos y para el que auguraban el triunfo; la derrota de Marine Le Pen en la segunda vuelta de las presidenciales francesas el pasado mayo, así como las accidentadas (tuvieron que repetirse)  elecciones presidenciales austríacas en 2016 que concluyeron con la derrota del también ultra Norbert Hofer, motivaron que más de un analista considerara que la alarma que generó el auge de fuerzas populistas y xenófobas (la denominada «nueva extrema derecha») en multitud de países europeos era infundada.

Pero no lo era. «Los elementos de fondo que explican la subida del populismo no se han resuelto y los síntomas son los mismos», señala Pol Morillas, investigador principal para Europa del CIDOB (Barcelona Centro de Asuntos Internacionales). "Es cierto que podíamos haber tenido una debacle, sobre todo si hubiera ganado Le Pen, y no ocurrió, pero eso no significa que los millones de personas que la votaron hayan resuelto sus problemas".

Morillas subraya que es un error adscribir el ascenso de Alternativa por Alemania a una sola causa. "Los estudios de motivación del voto situaban la cuestión de la inmigración y los refugiados en cuarto lugar, detrás de la educación o los servicios sociales. Los populistas dan cobijo a un descontento bastante extendido en la sociedad y expresan un sentimiento de ‘las élites contra el pueblo’, cogen elementos de ideologías variasadaptan su agenda al contexto que les interesa".

El ascenso de Alternativa por Alemania (AfD) ha vuelto a encender la luz de alarma en Europa y el impacto que puede tener en la UE no es desdeñable. "Marcará mucho la agenda" en Alemania, motor de la UE. 

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